En un
futuro, esperemos no muy lejano, podremos volver nuevamente a nuestras vidas
comunes, podremos regresar al trabajo, a la escuela o cualquier lugar que
nosotros deseemos como lo hacíamos antes de entrar en la crisis actual por la
aparición de este virus, empero la gran pregunta será ¿Regresaremos a la
normalidad?
Se utiliza
el término “volver a la normalidad” para referirnos al cambio de la situación
actual, para de una u otra manera tener nuestras vidas fuera de las cuatro
paredes en la cual hemos estado la gran mayoría movilizándonos en un rango
limitado durante esta cuarentena, ya que el ser humano desde tiempos primitivos
está acostumbrado a movilizarse. Entonces, ¿Es correcto decir? “REGRESAREMOS A
LA NORMALIDAD”; durante la presencia de este virus aquí en el Perú hemos visto
que al principio se obtenían cambios positivos para el medio ambiente, para la
fauna que por muchos años se mantuvo alejada de su hábitat por la presencia
cercana del ser humano, sin embargo el lado negativo es que una gran generación
nos deja, aquella generación del 60 y 70 que por ese entonces no se imaginaba
que a pesar de la avanzada tecnología de estos tiempos en comparación a esos
años sería vencido por un enemigo casi
invisible, cuando te sentabas y conversabas con alguien de esa generación
siempre tenía una gran historia que contar, como su participación en alguna
guerra, la presencia del terrorismo, hechos políticos o alguna divertida
vivencia. Aquí viene una gran historia a mi cabeza, mis abuelos (varones) que
vivieron esa gran generación murieron hace algunos años, quizás ahora desde el
cielo estén cuidando a mis abuelitas; Uno de ellos, mi abuelo por parte de
padre Tarapotino de nacimiento que vivió gran parte de su vida en un pueblito
llamado Retama cercano a la ciudad de Juanjui era un audaz montarás (persona
que caza animales de monte) que me hacía cargar los animales como el picuro y
sajino que cazaba y que a través de esas vivencias siempre lo recordaré. Mi abuelo
por parte de madre que llego a Juanjui desde las cercanías del rio Chinchipe
tuvo también grandes historias como aquella vez que escapó de la vista de una
shushupe (considerada la serpiente más venenosa de la amazonía) gracias a su
bolso, ya que esta serpiente no deja de seguir hasta cazar su presa. Estoy
seguro que historias como esas la tienen todos y es lamentable no poder
despedir a nuestros seres queridos, héroes locales y grandes personas como se
merecen. Nuestras vidas seguirán su curso, algunos volveremos al trabajo, otros
nos reinventaremos, sin embargo, nada nos quitará el dolor de haber perdido
valiosos seres humanos durante este tiempo. UNA GRAN GENERACIÓN NOS DEJA, NADA
VOLVERÁ A SER NORMAL, PERO PODEMOS SER MEJORES PERSONAS.